lunes, marzo 12, 2007

Defender a Cuba

Necesitamos a Cuba como necesitamos respirar para sobrevivir. Necesitamos a Cuba como necesitamos el amor, la familia, los amigos, para llevar una vida digna. Necesitamos a Cuba porque necesitamos educación pública, atención sanitaria universal, derechos humanos para todos. Necesitamos a Cuba, porque es la demostración palpable de que otro mundo es posible.

Queremos a Cuba, porque Cuba nos quiere a nosotros. Soñamos con Cuba porque Cuba sueña con el mundo. Admiramos al pueblo cubano, por su entereza, su fuerza, su lucha, porque el pueblo cubano admira a la gente de bien. Somos cubanos, sin haber nacido allí ni pisado nunca aquella isla, porque, en el futuro, todo será Cuba. El nuevo mundo socialista está a la vuelta de la esquina, esperando su momento.

La Revolución Cubana es uno de los procesos políticos más importantes del siglo XX (y del XXI). Heredera directa de la Revolución Francesa, porque derrocó una dictadura sanguinaria y logró la verdadera independencia del país, ejercitando la soberanía nacional. Hija rebelde de la Revolución de Octubre, porque el socialismo no fue su pretensión primera, sino una necesidad posterior. Se atrevió a construir el socialismo, cuando en la propia Unión Soviética lo habían petrificado.

Desde el principio, Cuba pagó cara su osadía. Atreverse a poner en práctica una alternativa al capitalismo a cien millas de las costas de EEUU, era algo imperdonable. El Imperio más poderoso de todos los tiempos castigó al pueblo cubano con el bloqueo económico más prolongado de la historia, que aún perdura. Pronto, desde la Casa Blanca se ordenó a la CIA planificar y ejecutar el asesinato de Fidel Castro.

La familia Kennedy, tan recordada por tirios y troyanos, se obsesionó con Fidel. El Fiscal General de los EEUU, Robert Kennedy, a instancias de su hermano JFK, planeó mil formas distintas de acabar con la vida del Comandante. Para ello se valió de mercenarios cubanos exiliados, que formaban parte de la CIA. Todos los intentos fracasaron. El Caballo sigue en pie, en posición de combate.

En abril de 1961, Cuba tardó apenas tres días en derrotar la invasión de Playa Girón. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias derrotaron y capturaron a más de mil invasores, propinando la primera gran derrota al imperialismo yanqui en América Latina. Año y medio después, con la crisis de los misiles, el mundo estuvo al borde de la Tercera Guerra Mundial. La URSS trató directamente con EEUU, relegando las legítimas peticiones de Cuba al baúl de los recuerdos. Una vez más, el gigante soviético sustituía el internacionalismo proletario por sus ínfulas de gran potencia.

Según apuntan diversas teorías, John Fitzgerald Kennedy, trigésimo quinto presidente de los EEUU, fue asesinado por pistoleros cubanos exiliados a sueldo de la CIA. Puede que Luis Posada Carriles, terrorista internacional responsable de multitud de crímenes, actualmente preso en Texas por delitos de emigración, fuera uno de los que apretaran el gatillo. Años más tarde, Robert Kennedy, moriría asesinado, cuando estaba a punto de convertirse en candidato demócrata a la presidencia.

Acosada, bloqueada, invadida, repudiada, herida, Cuba no tuvo más remedio que echarse a los brazos de la Unión Soviética. Un dato muy importante para comprender la importancia del proceso revolucionario cubano, es el número de víctimas mortales provocadas por acciones terroristas, auspiciadas por el Imperio, a lo largo de estos 48 años. La cifra es espeluznante y demuestra la importancia del socialismo cubano para los chacales imperialistas. Supera los 3000 muertos, incluyendo voladuras de aviones en vuelo, explosiones de barcos, asesinatos de alfabetizadores, introducción de virus y bacterias, bombas contra intereses turísticos, bombardeos aéreos contra la población civil, y un largo etcétera de horrores.

Pero, Cuba, orgullosa y valerosa, supo sobreponerse a las adversidades y continuar su camino. El analfabetismo fue eliminado, la sanidad pública se extendió al común de los cubanos, la reforma agraria entregó la tierra a los campesinos, ... Cuba no dudó ni un momento en ayudar a los demás pueblos latinoamericanos. Fortaleció las guerrillas revolucionarias de todo el continente, y fue lugar de acogida y refugio para perseguidos políticos. Quizás, en algunos casos, el voluntarismo y la ilusión empañaron la realidad, y debido a ello Ernesto Guevara de la Serna fue vilmente ejecutado en Bolivia.

Con el paso de los años, Cuba fue infectada por bacilos estalinistas, contagiada por la ajada URSS. La Revolución Cubana tuvo también su Quinquenio Gris (1971-1976). La censura y el dogmatismo dañaron a la cultura cubana, contrariando el espíritu socialista de la Revolución. La creación del Ministerio de Cultura, dirigido por el martiano Armando Hart Dávalos, pudo frenar aquella desviación y restaurar la cordura. Durante, un tiempo también se discriminó a los homosexuales y a los testigos de Jehová, pero fue algo pasajero, heredado de la caduca y machista moral burguesa, que todavía prevalecía entre algunos revolucionarios.

Como hemos visto, Cuba también rectificó a tiempo y evitó el estalinismo. La Revolución Cubana fue generosa a la hora de practicar el internacionalismo proletario, cuestión fundamental que los soviéticos parecían haber olvidado. Cientos de miles de soldados cubanos fueron enviados a África, a lo largo de varias décadas, para colaborar en la lucha de los pueblos negros por la independencia y el socialismo. Cuba ayudó a preservar la integridad territorial de Ángola, contribuyó decisivamente a la caída del régimen del apartheid en Sudáfrica, y gracias a ella, nació una nueva nación: Namibia. Muchos cubanos perecieron en los campos de batalla africanos o quedaron mutilados para siempre. Cuba demostró que ser internacionalista de verdad, duele y hace sangre, pero merece la pena.

Cuando la Junta Militar chilena derribó el gobierno constitucional de Salvador Allende, bombardeando el palacio presidencial y acorralando al "pije" Allende hasta el suicidio, Cuba abrió sus brazos y ofreció su territorio cómo lugar de exilio para miles de antifascistas chilenos. En los años 80, apoyó con todas sus fuerzas a la hermana Revolución Sandinista, que floreció en Nicaragua.

Fidel Castro predijo la caída de la Unión Soviética, a finales de los años 80, cuando pronosticar la desaparición de la Patria Socialista parecía asunto de ciencia-ficción. Los hechos no tardaron en darle la razón. El bloque socialista se desmoronó por completo, sepultando los sueños e ilusiones de millones de personas. A partir de entonces, el denominado pensamiento único campa a sus anchas por las desoladas calles de Moscú, ocupadas ahora por mafias, oligarcas, socialdemócratas y delincuentes de todos los pelajes.

La voladura del Imperio Soviético destrozó la economía cubana, ya que, debido al criminal bloqueo, la inmensa mayoría del comercio cubano dependía de los países socialistas. Pero, contra lo que pensaban los imperialistas y muchos izquierdistas de boquilla, Cuba resistió. Resistió y venció. Superó el período especial y llegó al siglo XXI.

Hoy en día, Cuba sigue transitando hacia el socialismo, con más empeño que nunca. Mantiene miles y miles de médicos por todo el mundo, atendiendo las necesidades sanitarias de las comunidades pobres de todo el orbe. Junto con la Venezuela Bolivariana, gestiona la Misión Milagro, que ha devuelto la vista, de forma absolutamente gratuita, a centenares de miles de latinoamericanos sin recursos.

No lo han podido asesinar en casi 50 años de Revolución, y eso que lo han intentado tropecientasmil veces. El pasado 13 de agosto cumplió 80 años. Es un anciano enfermo, que permanece actualmente en reposo, a la espera de retomar su actividad habitual. Pero, ese anciano es el Caballo, ese hombre delgado y arrugado es nuestro Comandante en Jefe. Ha sobrevivido a 9 administraciones presidenciales usamericanas, a dictadores cipayos cómo los Somoza, Trujillo o Pinochet, y ha derrotado dialécticamente a caballeretes sin vergüenza, cómo Felipe González, José María Aznar, Silvio Berlusconi o Vicente Fox. Es un gigante de la política internacional y un icono de la revolución mundial. Ante su egregia figura, cualquier otro estadista palidece.

Fidel, en sus últimos años, y sobre todo, desde su última enfermedad, se parece al Quijote. El Comandante Hugo Chávez, digno discípulo y bravo presidente del pueblo venezolano o el novelista Manuel Talens, fiel colaborador de Rebelión.org y paisano de un servidor, lo han señalado recientemente. Don Quijote de La Habana. Verdaderamente, Fidel Castro, y con él, el pueblo de Cuba, ha librado duras batallas en estos 48 años, al igual que el hidalgo manchego.

Para los medios de manipulación masiva, Cuba ha visto fieros gigantes donde sólo descansaban viejos molinos. Para nosotros, el Quijote siempre estuvo cuerdo, porque intentó cambiar el mundo y en ello le fue la vida. Los locos eran (y son) los otros, los que niegan el pan y la sal a la humanidad, los que trafican con vidas ajenas y venden sus convicciones por un puñado de monedas de plata. No hay nada más desquiciado, menos racional y más inmoral, que el sistema capitalista en su versión neoliberal.

Algunos dirán que Don Quijote fue derrotado en las playas de Barcelona, y que murió cuerdo. La gente decente, que todavía conserva la memoria, sabe que Cuba Socialista venció en Playa Girón, y que, desde entonces, no ha abandonado el combate anticapitalista. Don Quijote de la Habana, San Ernesto de la Higuera, sigue con la adarga al brazo, a lomos de Rocinante, cabalgando por la Tierra.

En todos los rincones del mundo, se escucha un rumor de cascos de caballos. Unos pocos, los menos y los que más poseen, lo temen y tiemblan aterrorizados. Otros, los más, los que menos tienen, los que mueren de hambre y sufren en sus entrañas los males de la globalización, lo adoran, lo quieren, lo desean. Ese rumor, callado y constelado cómo escribió Neruda, es Cuba, es Fidel, es el Che, es Camilo, es Haydée, es Celia, es Raúl, es Almeida,... Es el planeta entero, que no se resigna a desaparecer, que no quiere perder a sus hijos humanos, que quiere seguir brillando en el Universo.

Defendemos a Cuba, porque defendemos la vida. Defendemos a Cuba porque defendemos al hombre y a la mujer. Defendemos a Cuba, porque sin Cuba, estaríamos todos muertos. Sólo Cuba, y con ella, Venezuela o Bolivia, nos permiten seguir viviendo. Cuba nos ayuda a soñar. Siguiendo a Don Pedro Calderón de la Barca, la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Con Cuba soñamos, con Cuba vivimos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acabo de entrar en tu blog y me ha gustado tu escrito sobre Cuba. Es cierto, Cuba es un referente de solidaridad y un ejemplo para todo el mundo. Por eso la quieren hundir, porque saben lo que representa y porque el capitalimo no está dispuesto a que el ejemplo de Cuba se extienda sobre la tierra.
Viva cuba y vuva Fidel