jueves, septiembre 01, 2005

Raciones de malafollá granaína


Panorama Sombrío de Granada. Crónica de la puta realidad

10 de Febrero de 2004

Desde hace unos cuantos años en una zona de la parte baja del barrio del Albaicín conocida como la Calderería se han ido instalando diversos negocios regentados por árabes y musulmanes: Múltiples teterías, carnicerías islámicas, tiendas de decoración. A su vez en la zona de Calle Elvira y Plaza Nueva se han establecido bares de comida rápida árabe, que sirven kebab, shawarma y falafel, platos originarios de Oriente Próximo. En estos últimos días se ha hecho público a través de los medios comunicación un informe del área de Salud de la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Granada, gobernado desde las últimas elecciones por el PP, que denunciaba los problemas higiénico sanitarios que se daban en esos establecimientos de comida árabe, conocidos popularmente como los kebab. Para quiénes no conozcan Granada les informaré que está repleta de bares, cafeterías y restaurantes de todo tipo, abundando también los establecimientos de comida basura yanqui. Y que muchos de esos locales no están precisamente en muy buenas condiciones higiénicas. Pero claro los que regentan esos bares tan castizos no son árabes, porque ése es el problema, que los locales con poca calidad higiénica son propiedad de árabes y musulmanes. Que casualidades tiene la vida. El Ayuntamiento granadino arremete contra el sector hostelero árabe alegando condiciones higiénicas y sanitarias, pero no nos engañemos y seamos inocentes. Hablemos claramente. Con este informe el PP granadino ataca a la población árabe granadina, como el PP nacional invade y ocupa Irak haciendo de comparsa del Imperio.Estos señores del PP son los representantes de la Granada conservadora y tradicional de siempre y por desgracia también representan a la mayoría de la población de la localidad. Esa Granada es la misma Granada que celebra cada 2 de Enero su victoria sobre los musulmanes andalusíes en 1492, la misma Granada que ejecutó a la heroína liberal Mariana Pineda, la misma Granada que fusiló a Federico García Lorca, la Granada que mira con desprecio a los inmigrantes y que todavía teme que vuelvan los rojos, con cuernos y rabo incluidos, a acabar con la paz que les trajo Franco y que les prolongó el Borbón. Es la Granada de la Toma, la que quiere colocar una estatua del primer alcalde fascista de la ciudad en la vía pública, la que ahora ocupa directamente el poder tras desalojar de la Plaza del Carmen en mayo de 2003 al gobierno tripartito de PSOE, IU y PSA que limitó un poco su enorme impunidad pero que al final cedió ante ella en muchos aspectos, la Granada que no soporta el barrio árabe de la Calderería porque lo considera el inicio de la segura invasión musulmana. Esa Granada aprovecha cualquier cosa para lanzar todas sus divisiones contra los moros y los rojos, como ella denomina a sus mayores enemigos. Y lo que ha ocurrido en estos días es buena prueba de ello.Se trata de atacar, herir, menospreciar, discriminar, criminalizar, al otro, al extranjero, principalmente al moro, pero también al rumano y al negro. Si un rumano asesina a otro todos los rumanos son asesinos, si un moro te roba todos los moros son ladrones. Estos razonamientos tan simples son frecuentes en los granadinistas castizos y catetos. Ellos no saben que España ocupó durante décadas el norte de Marruecos y aún hoy ocupa dos pequeñas ciudades, que España se apoderó ilegítimamente de los recursos que pertenecían al pueblo marroquí. Ellos no saben que los países del Este se hundieron económicamente tras la caída del socialismo burocratizado, no saben que el fin del socialismo real trajo paro, pobreza y exclusión social. Ellos no saben que la desigualdad social, el desequilibrio económico entre países, las guerras, son producto del capitalismo, son hijos de los países occidentales, de las cómodas sociedades occidentales. No saben que la conjunción de esos factores provocan la inmigración de los desesperados que buscan un mundo mejor. Y yo creo que es justo que les sea restituido con su trabajo lo que nuestros gobiernos les robaron con malas artes utilizando la represión y la muerte.La basura mediática, judicial y política alimenta a la bestia hambrienta de mierda. La Granada fascista sonríe al oír que existen células de Bin Laden en el centenario barrio del Albaicín, sonríe al ver detenidos por orden de SuperGarzón a Taysir Aluni y a otros árabes granadinos, sonríe al ver pintadas xenófobas en contra de la primera mezquita construida en Granada tras 500 años, sonríe cuando un policía municipal apalea en plena calle a un senegalés que vendía cds piratas, sonríe cuando un informe de Medio Ambiente señala los kebab como establecimientos con baja calidad higiénica y sanitaria, sonríe cuando el local de una asociación de gays y lesbianas es asaltado y destrozado al amparo de la madrugada, sonríe cuando jóvenes falangistas y cachorros del PP revientan una conferencia del lehendakari Ibarretxe en el paraninfo de la Facultad de Derecho. Pero junto a esta bestia asesina también habitan la ciudad la dignidad y la democracia encarnados en diversos colectivos progresistas y en ciudadanos anónimos. Colectivos como el Manifiesto 2 de Enero, que se enfrentó a la Granada catolicona y beata, que intentó acabar con la fiesta racista y casposa de la Toma y que finalmente perdió, debido a los errores propios y a la cobardía política del tripartito de izquierdas que gobernó la ciudad desde 1999 hasta 2003. Personas como aquellas que se manifestaron en contra de la guerra de Irak, ocupando las principales calles de la ciudad con casi 200.000 personas venidas de toda la provincia, personas como aquel chico, un skater, que golpeó con su patinete al policía que agredía impunemente a un inmigrante senegalés y fue después detenido por ello. Esta Granada roja y democrática es la que se enfrenta cada día al monstruo, la que combate con él a cada instante, no con mucha eficacia ni con mucha suerte pero con entusiasmo y valentía. Ahora mismo es un ejército derrotado, pero su causa es victoriosa.Esta ciudad es una ciudad extraña, hundida en un pozo del que no es fácil salir, dominada por las fuerzas de la reacción, por la peor burguesía de España como dijo el poeta asesinado por el fascismo, una ciudad que mata a sus mejores hijos y después erige estatuas en su honor. Como olvidarnos de los 3 obreros asesinados por la policía franquista en la huelga de la construcción de julio de 1970 frente al edificio del sindicato vertical. Ellos también murieron víctimas del lado más oscuro de esta ciudad y ahora se levanta un monolito recordando los hechos frente a los juzgados de la Caleta. Con lo que ha pasado en estos últimos tiempos podemos temernos lo peor. El regreso del fascismo es un hecho y sus consecuencias pueden ser impredecibles. En unos años a lo mejor vuelven los paseos y los cadáveres en las cunetas. Vuelven a ser fusilados los poetas y violadas la democracia y la libertad. La Granada Imperial vuelve a vencer y a imponer su reinado de muerte y terror.En realidad la cosa está peor de lo que pensamos muchos. La libertad y la democracia son violadas cada día en este reino borbónico mientras los fachas de siempre y los progres de boquilla proclaman las excelencias y bondades del Estado Constitucional. Lo que ocurre en Granada sólo es el reflejo de lo que ocurre en el resto del país. En un año se ha pasado de gritar masivamente no a la guerra a volver a votar al partido neofranquista de Aznar y Rajoy. Aquí en mi ciudad hace un año las calles eran mares de banderas republicanas y en estos días todo eso está olvidado y la vida sigue aburrida y asfixiante. Los malos han vuelto a ganar, el séptimo de caballería ha vuelto a aniquilar a las tribus indias. Pero seguro que en algún lugar apartado y escondido un grupo de indios ha sobrevivido al exterminio y se prepara para iniciar de nuevo la lucha. Porque al final de la película los indios van a vencer. Eso está claro. Clarísimo.

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